HACIA UNA IZQUIERDA CÍVICA

...este planteamiento, que definimos como Izquierda Cívica, constituye el núcleo del discurso político de Ciutadans y recoge el valor humanista del liberalismo político y la sensibilidad social del socialismo democrático. Es un proyecto liberal, porque se orienta a la libertad de los ciudadanos para ser y para elegir los términos de su proyecto vital. Es un proyecto que se sitúa a la izquierda, porque no concibe una libertad efectiva sin justicia social y sin igualdad real de oportunidades para todos...

miércoles, 24 de noviembre de 2010

domingo, 18 de julio de 2010

NOS GOBIERNA LA ULTRADERECHA



En el escenario de la “15ª Acampada Jove de les JERC”, recientemente celebrada en Montblanc, el providente predicador de ese partido que ni es de izquierdas ni es republicano ni nada positivo aporta a Cataluña, Joan Puigcercós, ha dicho que “la extrema derecha: desde el PP a Ciutadans, intentarán fracturar este país”. Y, al escucharlo, me he cabreado. No sólo como miembro de Ciutadans, sino como simple demócrata que considera que una de las virtudes imprescindibles para el buen funcionamiento de la democracia es el rigor en las declaraciones y los juicios políticos. Así que propongo un ejercicio: revisemos la definición de extrema derecha que recoge Wikipedia y comprobemos si tiene algo que ver con lo que defendemos en Ciutadans:

Extrema derecha o ultraderecha son términos utilizados en política para describir movimientos y partidos políticos que sostienen un discurso ultranacionalista, xenófobo y autoritario, con una tendencia populista en defensa de la identidad nacional que puede no abogar por el mantenimiento de las instituciones y las libertades democráticas.

Lamentablemente para Puigcercós, extrema derecha hace referencia a partidos que sostienen un discurso ultranacionalista con tendencias populistas en defensa de la identidad nacional, que es precisamente lo que hace ERC. Por el contrario, el discurso de Ciutadans hace se opone a todo nacionalismo haciendo referencia a la condición de ciudadanía, algo antitético al patrioterismo de la identidad nacional habitual en la retórica de Puigcercós. La condición de xenofobia y autoritarismo del gobierno de Cataluña se transfigura en la política que discrimina aquellas las expresiones culturales que no responden a los cánones de su Cataluña imaginaria, opuestamente para Ciutadans, discriminación y democracia son incompatibles. Y por último, la extrema derecha no aboga por el mantenimiento de las instituciones democráticas; Puigcercós, que parece cada vez más claro que pertenece a la corriente política de la extrema derecha, se expresó en esa acampada a favor de no acatar la sentencia del Tribunal Constitucional. Ciutadans, sin embargo, se manifiesta a favor del imperio de la ley como garante de nuestras libertades democráticas.

Mención aparte es la que merecería el secesionista por la referencia, en negativo, a “dividir el país”, cuando el secesionismo es precisamente eso: dividir, separar. Pero lo más importante de todo esto es tomar conciencia de quién nos gobierna. Sobre qué discursos estamos recibiendo por parte de ERC, pero sobretodo, por parte de José Montilla y el PSC. Porque lamentablemente, tal y como se ve en el último vídeo publicado por la Agrupación de Jóvenes de Ciutadans, los discursos del Presidente de la Generalitat recuerdan mucho a los de Franco.

Si desde la Generalitat estamos recibiendo discursos ultranacionalistas, defensas populistas de la identidad nacional, y no se acatan las sentencias emitidas por instituciones democráticamente constituidas, está claro que nos gobierna la ultraderecha. Y para romper con eso es necesario que, todos aquellos que votaron al PSC pensando que era un partido democrático de izquierda, castiguen su paso a la ultraderecha en las próximas elecciones dando un vuelco en las urnas. Sin duda, las ideas que los representan las encontrarán en Ciutadans, partido que defiende inequívocamente los valores de la igual libertad como herramienta para el progreso social, y la democracia constitucional. Revisen nuestro ideario.

martes, 29 de junio de 2010

SOM UNA GALÀXIA

Para el PSOE el Estatut era constitucional, para el PSC el TC ha "recortado" el Estatut. ¿En que quedamos? O una cosa o la otra, pero ambas a la vez son incoherentes. Ah, no, claro. No hay incoherencia porque son partidos distintos. Otra cosa es que ni uno ni otro tengan razón. Pero ya se sabe, en política da igual que las afirmaciones no tengan aval jurídico. Por eso el preámbulo queda como queda. Y se aspiró a poco, ya que podría haberse puesto que "Som una galàxia". Al fin y al cabo, tal afirmación tampoco tiene consecuencias científicas.

Pero llevamos 7 años con esto. Cayó la burbuja inmobiliaria de por medio, y con ello vino una crisis que ha destrozado el (mal) modelo económico en nuestro país. Y erre que erre con el Estatut. Que es el alimento del patrioterismo electoral, la política de la confrontación facilona, la que no necesita análisis ni propuestas serias.

Legislaron al margen de la Constitución, y ahora resulta que la culpa es del TC y no de los políticos que legislaron mal a sabiendas. Es como si la culpa de aquella multa que me pusieron en la ronda litoral fuese del radar y no mía por ir sin velocímetro. Todos los que impulsaron el Estatut deberían dimitir, y convocar elecciones reconociendo que legislaron mal en lugar de convocar manifestaciones para defender un texto que no responde a la Constitución de 1978,bajo argumentos no jurídicos, desde tesis políticas profundamente reaccionarias, impropias de cualquier aspiración socialista y al margen de cualquier consideración liberal de la democracia.

Así legisla el nacionalismo. De forma estúpida, de forma perversa. Por cierto, ¿como van las soluciones a la crisis? ¿Ha bajado el paro? Señor Montilla, me parece que el TC no ha tocado nada los apartados del Estatut que hacen referencia a las soluciones de a crisis. ¿Como va su aplicación?

viernes, 14 de mayo de 2010

REZANDO NO SE ACABA CON EL PARO


Uno de los peligros de militar en Ciutadans, en Cataluña, es que te acaben llamando fascista. Un término que, en España, se utiliza muy a la ligera, con muy poco conocimiento y que, generalmente, describe mejor a la persona que emite el exabrupto que a la persona que lo recibe. Hace unas horas, dando una vuelta por Facebook -esa red social tan de moda- me he encontrado con un grupo en el que califican a Albert Rivera y al conjunto del partido en el que milito, de colectivo fascista. Por supuesto, se trata de un grupo conducido por nacionalistas, o dicho de una forma que me gusta más, por integristas del pueblerinismo catalanista.

Pero que un grupúsculo de nacionalistas considere fascistas a los miembros de un partido político porque se opone al nacionalismo puede servir para hacerse una idea de hasta qué punto existe una distorsión del concepto de fascismo por estos lares. Si atendemos al fascismo, vemos que unas de sus características destacables es su nacionalismo, una ideología que Ciutadans rechaza por reaccionaria y que, sin embargo, si se puede encontrar en partidos como ERC, PSC o Iniciativa, por citar a aquellos que van de izquierdas por la vida.

El nacionalismo es, precisamente, uno de los rasgos que diferencian al fascismo del comunismo que, por su incidencia en el concepto de clase lo situaba en el internacionalismo, algo antagónico a cualquier trascendentalismo nacional. Por supuesto, no vamos entrar a valoras las diferencias entre sus distintas calidades democráticas, porque en eso se parecían mucho: no existían libertades políticas ni separación de poderes, y tampoco imperaba una ley emanada de la voluntad popular, sino de la fuerza. Pero en cualquier caso, y dejando el aspecto totalitario de lado, parece humanista pensar que la calidad de vida de las personas tiene más que ver con la resolución de las diferencias económicas y establecer unas condiciones de justicia social que con levantar fronteras. Por eso, escuchar a determinados partidos ubicarse al mismo tiempo en la izquierda y en el nacionalismo es una falacia.

En cualquier caso, intentar argumentar en contra no sirve para nada. Además, es que se pierde mucho tiempo. Porque mientras se habla de estas cosas no se habla de aquello que realmente afecta a la vida de los ciudadanos. El nacionalismo actúa como una cortina de humo que sirve a algunos vividores de la política para arrastrar los votos suficientes como para continuar en el poder aunque, con ello, sea cada vez más la gente que se abstiene en las elecciones por el desencanto que generan con su estériles soflamas patrioteristas. Si el debate político se centrase en los problemas reales, seguramente descenderían los índices de abstención. Porque vemos que hay más de 600.000 parados en Cataluña, pero lo que destaca del Parlament es un gobierno –el de Montilla- y una CiU para los que la prioridad es sostener un Estatuto que nadie pedía, que no encaja en el marco constitucional, y por el que, desatendiendo a la necesaria separación de poderes, pretenden declarar incompetente al Tribunal Constitucional para juzgarlo. Un Parlamento con mayoría nacionalista que, además de no respetar esas reglas de juego, se atreve a sancionar a los pequeños comerciantes por cosas como no rotular en catalán -por si no tuvieran suficiente con el azote de la crisis- pero que no hace nada, sin embargo, para obligar a las cajas de ahorros a dar créditos a los autónomos de forma que puedan continuar trabajando –pese a las inyecciones de dinero público-, quizás por miedo a que les exijan la devolución del dinero prestado que les perdonaron, tal como ya hicieron con el PSC. Un Parlamento de mamoneos, de nepotismo. Un Parlamento nacionalista que no escucha los gritos de los obreros de Nissan, "Menos banderas y más trabajo”, unos trabajadores que representan a la Cataluña real frente a unos arrogantes burócratas de la partitocracia. Un Parlamento, en definitiva, que perjudica a los débiles y que no interviene para hacer posible una sociedad más justa, para promover el empleo, y mejorar los servicios públicos para que los ciudadanos podamos vivir libremente, sin imposiciones culturales de ningún tipo. Menos mal que era un gobierno “de progreso”.

Pueden insultarnos todo lo que quieran. Nos pueden llamar fascistas. Pero con eso lo único que hace es poner de manifiesto sus prejuicios, su falta de capacidad para analizar la realidad, e ignorancia. En cualquier caso, harían algo de mucho más provecho si se dedicasen a pensar soluciones para la crisis económica, en como mejorar la democracia, y dejarse de unas patrias que, vistas desde fuera, no parecen más que más que el fruto de una obsesión tradicionalista, más propias de yihadistas cabreados por haber visto una caricatura de Mahoma que de mentalidades mínimamente democráticas. Así que, menos religión, y más racionalidad política. Que rezando no se acaba con el paro.

lunes, 26 de abril de 2010

QUE DELICADA ES LA MEMORIA

Recientemente ha muerto Juan Antonio Samaranch, y los abanderados de la justicia histórica recuerdan que este individuo, en el pasado, fue franquista. Y bien es cierto que lo fue. Pero con la ley en la mano, a Samaranch no se le puede reprochar nada. En España hubo una guerra de clases que acabó derivando en dictadura de 40 años en la que un gallego mamoneaba con sus amigos y advenedizos. Hay que recordar que Samaranch, durante la guerra, se exilió en Francia, y que volvió cuando aquí ya no se pegaban tiros jurando lealtad al régimen de Franco.

Moralmente en cambio, si que se le puede reprochar su participación como miembro activo en las instituciones de una dictadura, aplicando una legalidad que no emanó de la voluntad del pueblo sino de la fuerza militar de unos golpistas. Pero eso mismo se le debería reprochar también a Pasqual Maragall, que era secretario de un alcalde franquista, o a los fiscales Mena y López-Villarejo, que empezaron también sus carreras en la administración de justicia aplicando leyes franquistas. Estos últimos, por cierto, fervientes defensores hoy de una memoria histórica que, probablemente, no coincide con la mía propia. Al fin y al cabo, para mi también ellos pertenecen al paquete de los colaboracionistas con el régimen franquista.

Que delicada es la memoria.


domingo, 28 de febrero de 2010

LA HIPOCRESÍA DE MONTILLA

En C’s lo sabíamos, y llevamos tiempo denunciándolo. Albert Rivera se lo ha dicho muchas veces a Montilla en el Parlament. Le ha llamado hipócrita porque no defiende para la escuela pública lo mismo que quiere para sus hijos. Y ahora Anna Hernández reconoce, en la biografía autorizada de su marido, que llevan a sus hijos al colegio alemán porque prefieren que aprendan bien alemán e inglés. De hecho, lo que Anna Hernández dice literalmente es lo siguiente:

“Los idiomas son mi asignatura pendiente y creo que si no aprendes el alemán de niño no lo aprendes nunca. Los niños saldrán del colegio dominando perfectamente el alemán y el inglés. Es una maravilla. Sólo por saber alemán ya encontrarán trabajo. Es como tener una carrera”.

Lo que no dice el matrimonio Montilla-Hernández es que si sus hijos van a tener más facilidades que el resto para encontrar trabajo es porque en lugar de defender un modelo público de enseñanza orientado a la mejor capacitación intelectual y cognitiva de los alumnos, su modelo educativo está orientado a la construcción nacional, y a la “protección” de lengua catalana porque, afirman, está en situación de “desventaja”.

Y de desventaja es de lo que quiero hablar yo. Porque no es una lengua lo que está en situación de desventaja, los que se encuentran en desventaja son todos aquellos niños que no han nacido en una familia que se pueda permitir los 400€ al mes que cuesta la escuela a la que van los hijos de Montilla, y están es desventaja porque hay una élite económica y social que sí puede hacerlo, produciéndose así una diferencia entre los niveles de formación de los individuos ajenos a su propia voluntad.

Una de las características del socialismo democrático, que es uno de los pilares del discurso político de Ciutadans, es la defensa de una sociedad en la que los individuos tengan la posibilidad de elegir su proyecto de vida, en condiciones de igualdad. Y por eso denunciamos el modelo educativo defendido por Montilla, porque queremos una escuela orientada a la formación y no a la construcción nacional. Al decir eso, el presidente de la Generalitat suele responder que es un “ataque a Cataluña”. Y no, no señor Montilla. Lo que pasa es que usted se comporta como un auténtico canalla y no tiene buena conciencia.

martes, 23 de febrero de 2010

HUMOR, GASTRONOMÍA Y ESPÍRITU CRÍTICO

Es lo que aporta la Asociación Cultural Gastronòmica Butifarrèndum. No hay más que leer sus notas de prensa, y ver sus vídeos, para darse cuenta de que su espíritu libre, crítico y ácrata es la mejor herramienta contra los planteamientos absurdos que parecen imperar en Cataluña. Y lo hacen con humor, e inteligencia.



Y aquí está su nota de prensa.

L’Associació Cultural Gastronòmica Butifarrèndum convoca el II Butifarrèndum el dia 28 de febrer per a exigir tapa de franc als bars
Arnau Bohigues: "l'Associació promourà una ILP al Parlament per tal que s'obligui als bars a servir una tapa amb els "quintos".


L’Associació Cultural Gastronòmica Butifarrèndum, malgrat haver promès que el proper aplec es faria a la primavera per a esquivar el fred, ha decidit convocar a totes les persones de bona voluntat que els hi vingui de gust venir a tastar botifarres al berenador de Les Planes (Sant Cugat del Vallès) el proper dia 28 a l’hora de dinar.

El portaveu de l’associació, Jofre Vilanova, ha declarat que han pres aquesta decisió perquè “han arribat centenars de mails i trucades, i de tot, demanant-nos que fem un Butifarrèndum, el dia 28 de Febrer”. Així mateix, ha declarat que “a l’Associació no sabem per què tothom insistia en la mateixa data”.

D’altra banda, Arnau Bohigues ha manifestat que “està molt bé que posin tapa gratis”, fent referència al bar on han gravat el vídeo de la convocatòria al II Butifarrèndum. Ha afegit que “s’hauria d’imposar a tots els bars de Catalunya: tapa gratis amb els “quintos”, obligatori”. En aquesta línia ha expressat que “l’Associació Cultural Gastronòmica Butifarrèndum instarà a l’administració competent a incorporar a la legislació vigent l’obligació d’incloure una tapa de franc amb la consumició a tots els bars, tot contemplant un règim sancionador i la obertura d’unes Oficines de Delacions Gastronòmiques de forma que els ciutadans puguin denunciar anònimament als locals que ho incompleixin”. I ha conclòs que “en cas de no rebre una resposta satisfactòria, l’Associació promourà ILP per portar aquesta iniciativa al Parlament”.

Finalment, es vol recordar a qui vulgui participar a la segona edició del Butifarrèndum que haurà d’enregistrar-se a través del web www.butifarrendum.cat

Cap brasa sense botifarra! Cap “quinto” sense tapa!

Yo este evento no me lo pierdo. Nos vemos el domingo?

lunes, 4 de enero de 2010

SOBRE LO CARCA Y LO MODERNO (PARTE I)


La dictadura había aislado cultural, política y económicamente a España del resto de Europa, de las democracias y la modernidad. A través de la censura, se limitaba el acceso a la información y, en la escuela, se educaba en el dogma del nacionalcatolicismo a través de la Formación del Espíritu Nacional. El régimen trataba de reducir así la capacidad crítica de los españoles. Lo importante era, entonces, que los españolitos aprendieran que España era "una, grande y libre" y que el espíritu nacional les conducía a la "unidad de destino en lo universal". Que pensaran otra cosa podría hacer que se opusieran a los fundamentos del régimen, y por tanto, atentaran “contra España”.

Pese a todo, o quizás por eso, en los últimos años de la dictadura –dicen los viejos-, en Barcelona se respiraba rebeldía y transgresión. Un desorden causado por una generación que, habiendo nacido y crecido bajo una dictadura, ansiaba la libertad. Una generación a la que le quedaba demasiado lejos la guerra civil como para tener miedo a un paradigma importado de contrabando, a través de la Junquera. El viejo orden del franquismo quedaba derrotado por una modernidad que, irremediablemente, hacía del discurso oficial algo carca, algo del pasado.

Sin embargo, durante los primeros años de la transición democrática, sucedería algo insólito. El "Movimiento Nacional" en lugar de disolverse cambiaría su nombre por el de "Construcció Nacional" y, bajo su paraguas, se construiría un nuevo paradigma que fraguaría a través del victimismo de la nueva élite. Esa que se otorgaría la representatividad de Cataluña haciendo que la diversidad se considerase, nuevamente, algo a corregir. Con unos dogmas renovados, se reproduciría un discurso simétrico al del franquismo, a una escala territorialmente más reducida. Lo de "una grande y libre" se sustituiría por lo de "la cultura, la llengua i els drets històrics". Y el "ataque" de los "rojos" a "España" sería sustituido por una "España" que "ataca" a "Catalunya", dibujando el paraíso de los nuevos canallas, dispuestos sustituir a los anteriores en eso de vivir del patrioterismo.

Por supuesto, de la misma manera que el viejo régimen necesitó de la censura y la manipulación en la escuela para apuntalar su “Movimiento Nacional”, la “Construcció Nacional” necesitaría también apuntalarse a través del control sobre la escuela y los medios de comunicación. Pensar de forma distinta a las verdades del nuevo régimen, como pasó anteriormente, sería atentar “contra Catalunya". Algo que diría muchas veces Jordi Pujol, pero también Pasqual Maragall y José Montilla en su continuismo de la doctrina nacionalista.

Cabe resaltar que lo que se está comparando aquí son discursos, ya que está claro que el "Movimiento Nacional" se impuso por las armas, y la "Construcció Nacional" es algo que merecen los catalanes, de la misma manera que el estudiante que no se esfuerza merece el suspenso. Y como se están comparando discursos, lo mejor es citar algunos de ellos, sin revelar previamente a quien pertenece cada uno:

Primer fragmento:

(...) La unitat ens farà forts. Ho hem vist darrerament amb l’extraordinària resposta i repercussió política que ha tingut el text “Per la Dignitat de Catalunya” i les més de 200 declaracions d’altres institucions municipals, econòmiques, socials i eclesiàstiques del nostre país en favor de l’Estatut.

Som un poble que ve de lluny i anirà, unit, més lluny encara. Fa tot just deu dies que vam commemorar, amb tota la solemnitat, el 650 aniversari de l’establiment de la Generalitat de Catalunya.

No hi ha pràcticament cap país a tota Europa que tingui una institució de govern tan antiga com Catalunya.

La nostra voluntat d’autogovernar-nos ni comença ni acaba amb una sentència. Es troba fortament arrelada en la nostra història, en la nostra llengua i en la nostra cultura i ha demostrat que és capaç de superar totes les adversitats. (...)

Segundo fragmento:

(...) Tots els catalans hi tenen cabuda en aquesta gran tasca i de tots la pàtria necessita. La fita de la Construcció Nacional continua oberta a tots aquells que hi acudeixin amb honradesa i esperit de servei. Només així, estretament units i compenetrats amb el que a Catalunya devem, podem fer que les generacions que vindran evoquin amb gratitud i respecte l’obra comú de les generacions que han tornat a Catalunya els dies de glòria i prestigi. (...)

Después leer ambos fragmentos, podrían parecer atribuibles a una misma persona, pero no es así. Aquel que se considere demasiado anarca para tanto patrioterismo, demasiado moderno para tanto arcaísmo, y demasiado realista para tanto mito, no puede hacer otra cosa que calificar a ambos discursos de caspa y rancio patrioterismo nacionalista.

Poe eso conviene, llegados a este punto, revelar a los autores de esas citas. La primera pertenece al discurso pronunciado por José Montilla durante el Fin de Año de 2009. Un discurso que no puede sorprender a nadie porque no se desvía de los márgenes del paradigma imperante. Y que va en la línea de la "Catalunya espiritualment gloriosa" de su socio Ernest Benach. Pero para obtener la segunda cita, el que escribe estas líneas ha tenido que recurrir a Google, persiguiendo una intuición. Una intuición que le ha llevado a introducir "discurso + fin de año + franco + gloria" en el famoso buscador, obteniendo así un discurso pronunciado por el dictador Francisco Franco un Fin de Año, el de 1951. Por supuesto, para que pareciese atribuible a Montilla había que traducirlo al catalán, cambiar "españoles" por "catalans", "España" por "Catalunya" y "Movimiento Nacional" por "Construcció Nacional". El original es así:

(...) Todos los españoles caben en esta gran tarea y de todos la Patria necesita. Las filas del Movimiento Nacional siguen abiertas a cuantos acudan a ellas con honradez y espíritu de servicio. Sólo así, estrechamente unidos y bien penetrados de lo que a España debemos, podemos hacer que las generaciones venideras evoquen con gratitud y respeto la obra común de las generaciones que han devuelto a la Patria sus días de gloria y de prestigio. (...)

El hecho de que cambiando únicamente “España” por “Catalunya” y “Movimiento” por “Construcció” en determinados pasajes discursivos del dictador se obtenga un discurso equivalente al discurso catalanista, debería servir para activar las alertas intelectuales, culturales, cívicas y sociales en contra del mismo. Hoy nadie cuestiona que los 40 años de “Movimiento Nacional”, definiendo una sociedad sobre la base de los parámetros doctrinales del nacionalcatolicismo, supusieron un atraso para la calidad de vida de los españoles. Un atraso producido por un aislamiento cultural y unos recortes en las libertades cívicas y políticas acabaron con la democracia en nombre de la gloria de una patria. Así que conviene también empezar a plantearse si la “Construcció Nacional” no ha supuesto ya un atraso para los catalanes, respecto al escenario en el que podrían encontrarse si el discurso que hubiese definido la política catalana de los últimos 30 años hubiese sido otro, un discurso moderno, abierto, progresista, adecuado a la realidad del tiempo que ha corrido. Un tiempo en el que han cambiado las circunstancias económicas y demográficas globales, y en el qué las fronteras culturales se han disuelto gracias a herramientas de comunicación, como Internet, y en el que la idea de la patria pierde valor en favor de una sociedad global, en la que la gente se entiende en un inglés chapurreado y se desplaza mediante vuelos baratos. Una sociedad en la que los retos son también globales. Algo a lo que el nacionalismo, en tanto que es un discurso que pertenece al pasado en el que se exalta la patria y la frontera, no es capaz de dar solución. Conviene combatir su caspa de forma racional, reactivando el pensamiento, rebatiendo de forma desapasionada a la doctrina trascedentalista de la demagogia patriotera, desde la solución práctica y transparente. Toca tomar conciencia del cambio de paradigma, pero esta vez de verdad.

Salud