HACIA UNA IZQUIERDA CÍVICA

...este planteamiento, que definimos como Izquierda Cívica, constituye el núcleo del discurso político de Ciutadans y recoge el valor humanista del liberalismo político y la sensibilidad social del socialismo democrático. Es un proyecto liberal, porque se orienta a la libertad de los ciudadanos para ser y para elegir los términos de su proyecto vital. Es un proyecto que se sitúa a la izquierda, porque no concibe una libertad efectiva sin justicia social y sin igualdad real de oportunidades para todos...

domingo, 15 de febrero de 2009

HACER VIDA NORMAL SIN ESCUCHAR GILIPOLLECES

Hay un tipo que nació en Asturias que recuerda mucho a Montilla. Tienen en común que ambos tendrían que defender modelos de sociedad de inspiración socialista y sin embargo -ni vergüenza- defienden modelos reaccionarios que giran alrededor de la construcción nacional, desatendiendo así los vectores que permiten conseguir una vida materialmente mejor para los ciudadanos. Unos vectores que nada tienen que ver con los onanismos patrios, sino con cosas concretas como la existencia y la calidad del empleo, y el alcance de las prestaciones sociales que evitan que las desigualdades injustas repercutan en el desamparo de los ciudadanos que pertenecen a una determinada comunidad política.

Tienen también en común que son unos cabrones. Son unos cabrones porque con tal de tener un despacho y un buen sueldo –que con su formación académica seguramente no estaría a su alcance si no fuera porque viven de “la menjadora” nacionalista- han traicionado tanto a sus votantes como a sus afiliados.

Leyendo el blog de Daniel Tercero, llegué a la biografía del señor Àlvarez (con acento abierto, atípicu asturianu) y hay tres cosas que me llaman la atención. La primera, que el tipo lleva viviendo del momio desde el año 80. La segunda que ha tenido cargos muy diversos. Y la tercera, que cuando se detiene a explicar cuáles han sido sus iniciativas destacables todas, absolutamente todas, tienen que ver con “el fet nacional”, la lengua catalana y soberanización de la UGT de Cataluña. Honestamente, toda la coña esta me parece más una estrategia de alienación de los trabajadores a través de un opio lingüístico que otra cosa. Pero además, su pretensión de “establecer un marco laboral autónomo en Cataluña” me parece una estupidez supina. Porque supone establecer fronteras a los trabajadores en un mundo donde los flujos de capitales no entienden de fronteras. Y eso supone poner barreras a las personas, a los trabajadores (porque los ricos van donde quieren sin problemas).

Josep Maria Àlvarez dijo recientemente que “en Cataluña, una persona puede vivir en castellano de una forma normal, pero una persona no puede hacer vida normal en catalán”. Supongo que lo de las sanciones lingüísticas es para corregir esa situación. Aunque a mi, sinceramente no me molesta que se me dirijan en una lengua distinta a la mía propia. Lo que me molesta es no poder hacer vida normal sin escuchar gilipolleces, así que quizás, debería sancionarse a todo aquel que dice alguna. Empezando por Àlvarez. Claro que, en ese caso, seguramente yo también acabaría sancionado. El por qué, en las siguientes estrofas:

“(...)

A ti también de ha pasado

cuando viajas en el metro,
que la cháchara de al lado
te ofende, vade retro.

Y nunca se te señala
como escuchador pasivo,
es tal vez un vicio que no alcanza
ciertos límites prohibitivos

Que no sólo yo recibo
el humo en mi propio rostro
y que el fumador pasivo
también puede ser un monstruo

(...)”


Fumador Pasivo, Mr. Rodríguez

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