La política de los grandes partidos se ha convertido en un show mediático, como el que participa en un concurso de la tele y tiene que ser más gracioso o más ocurrente que el adversario. Poco parecen importar los proyectos políticos, los medios mueven a las masas y los aparatos de los grandes partidos no se dedican a otra cosa que mirar que dicen las encuestas. Vendidos a la imagen, el PSOE ha dejado de ser socialista. De hecho, ver a ZP con sus ministras evoca más a la imagen de un régimen pasado con su sección femenina que a un plano real de igualdad, en el que el sexo, y la apariencia no sean elementos diferenciadores entre las personas.
La imagen que acompaña este texto muestra lo que decía de los concursos de la tele. Es gracioso ver una pantallita que indica a los espectadores cuando deben aplaudir, en este caso a la miembra más célebre del PSOE. Da igual que el guión sea malo, los borregos a balar.
Y volviendo al sexismo del lenguaje, y para evitar caer en ese error, os diré que, efectivamente, la de la imagen es una alta carga pública (si decimos que es un alto cargo público quizás se enfada).
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